viernes, 14 de enero de 2011

Prescindió Peter Pan de sus pupilas, al descubrir que bajo ellas sólo había maquinaria de artillería, armas de detruccuión masiva, y tormentos varios y originales, aterradores y poderosos.
Peter destruyó así el principio de incertidumbre entre los cuerpos cercanos y la felicidad y la locura decidieron darse la mano mientras Campanilla, celosa, observaba todo desde una esquina.

jueves, 18 de noviembre de 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

Sentimientos.

Si los sentimientos, o incluso las sensaciones, fueran materiales, tendrían fecha de caducidad.
A esta síntesis he llegado después de que me caducara el sentimiento de amor que sentía por ti, pues la bolsa que lo contenía se ha debido de quedar abierta -no sé si por descuido-, y se ha puesto manido, así con un desagradable olorcillo a desamor.
Conclusión práctica de todo esto: mañana tendré que ir a hacer la compra, y nada de pasarme por la sección de pasiones desenfrenadas y amores locos, que encima de caros, salen malos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Dime que yo.

-¿Que queréis las mujeres?
Queréis putos supermanes. Queréis tíos fuertes, pero que tengan tipín. Que tengan pinta de atormentados pero que sean graciosos. Os gustan poetas, pero un poco brutos. Queréis que sean constantes pero que sepan sorprenderos. Queréis que sean sinceros pero que conserven el misterio. Locos por vosotras pero que pasen de vuestro culo. Queréis que sean guapos pero que la belleza no importe. Que tengan un buen rabo, pero que el tamaño no importe... Joder queréis super heroes del equilibrismo.
Queréis que tengan la capacidad de abriros el cielo en un momento, pero solo para vosotras. Queréis que no tengan secretos, pero también que sean como desconocidos otra vez, para luego sentir las putas hormiguitas en el estomago … lo queréis todo coño, todo.

-Yo lo tengo muy claro. Basicamente, que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida porque es muy corta. Quiero que me abra las piernas, no el cielo, pero que lo haga cada noche.
Quiero que sepa mentirme, quiero que no me importen sus mentiras, porque se deja el alma cuando está conmigo. Quiero que sea generoso porque puede, no por obligación. Quiero que tenga sangre en las venas. Quiero que me grite lo puta que soy cuando lo abandono. Quiero un poco de épica.
Quiero que le de igual que yo haga cuando no este con el, porque sabe que no voy a encontrar a alguien mejor. Quiero que me tiemblen las rodillas cuando me agarre la nuca. Quiero que la tenga bien grande, y que el tamaño si que importe.

- Ya lo decía yo, super heroes

sábado, 6 de noviembre de 2010

Cuerpos.

Sentía el calor de los cuerpos sobre el mío, y cómo mi frente se iba humedeciendo en sudor. El espacio en el que me movía cada vez era más reducido, hasta el punto en el que no podía realizar un simple giro sin rozarme con un mínimo de cuatro personas. Me sentía agradablemente aturdida, un éxtasis que no había experimentado nunca antes se apoderaba de mí. Pensaba en la sangre recorriéndome las venas muy despacio, y en como mis latidos, aunque lentos, resonaban tan fuerte que se elevaban por encima de la música, y se convertían en el ritmo que todos seguían. No reconocía a mis amigos entre la multitud, esta era un cúmulo de personas sin identidad, que ahora no podían significar nada por sí solas. En ese preciso momento, sólo podían tener sentido como parte de un todo. Ni siquiera yo podía transcender. Cerré los ojos y volví a abrirlos varias veces. Dejaba a mi cuerpo fluir entre el resto, ya ni siquiera tenía que hacer esfuerzo por mantenerme, aunque me dejara caer, el todo me sostendría. Rostros que pasaban cercanos al mío, manos que rozaban las puntas de mis dedos. En una de las veces en que cerré los ojos, sentí un aliento a la altura de mi nariz; para cuando los abrí, un chico de aspecto imponente y atractivo me decía algo que no lograba entender. No me molesté en elevar la voz para preguntarle qué decía, simplemente giré la cabeza y acerqué el oído. El volvió a repetirme algo, sentía su respiración en la oreja y me entró un escalofrío. Volví a no entenderle, así que me encogí de hombros dándoselo a entender, y entonces él, comenzó a besarme la oreja, y sentí su lengua avanzar hacia mi cuello. La tentación era grande, pero no era momento para besarse con nadie. La gente se empeña en trascender, ¿no podía conformarse con ser un punto del todo, que sencillamente bailase conmigo? Comencé a alejarme de él mientras le sonría en señal de disculpa, y otra vez estuve perdida entre mis queridos cuerpos cálidos sin rostro.

jueves, 4 de noviembre de 2010